Una de las preguntas más populares cuando la gente se entera de que tiño telas con plantas y cochinilla es ¿para qué sirve? Claro, seguir un proceso, aprender algo nuevo, utilizar materiales y técnicas milenarias y poco contaminantes, todo eso es para mí una gran experiencia pero para responder a la pregunta puedo decir: para hacer objetos valiosos.

Si estás leyendo esto es que los tintes naturales te interesan o te intrigan. A mí también, pero al mismo tiempo que comencé esta aventura también emprendí otra: la de tratar de tener objetos necesarios y deshacerme de los otros. Por esta razón, el hecho de acumular muestras, telas teñidas y materiales que (no iba a utilizar) era una fuente de estrés para mí.

Es difícil conciliar una personalidad curiosa y creativa con un minimalismo incipiente. Dudo que algún día sea una verdadera minimalista. Tengo simpatía por sus principios y trato de aplicar lo que me sirve pero no voy más allá. Un ejemplo está aquí, para aprovechar estas telas opté por hacer monederos.

Todo comenzó con un diseño simple pero razonado, no me gustan mucho los monederos con fondo cuadrado, me parece que las monedas son más fáciles de ubicar en un fondo redondeado. Además este estilo me parece más «amigable». Luego de calcular algunas áreas y hacer un molde decidí que les pondría también un forro y trataría de hacerlo todo de manera muy cuidadosa.

Sin ser una profesional, pues nunca tomé clases, sé coser, sin embargo aprendí mucho de acabados con cierres. Realmente toma mucho tiempo forrar y coser cierres y que quede todo prolijo. Seguramente con el tiempo y la práctica las cosas van más rápido.

Para el forro utilicé tela gris producto de una impresión botánica. Me gustó el color pues le daba variedad y la tela al ser más delgada era ideal para un interior. En una de las fotos se ven cierres no metálicos sino plásticos, ambos son buenos. Los metálicos lucen más vistosos y cuestan más. También les puse agarradores a la izquierda y a la derecha. Siempre me pareció que estos elementos pequeños facilitan la abertura o cierre. También incluí un cordón para tirar del cierre.

Otro detalle es el sello. Me pareció que hacer un sello yo misma, inspirado en algo de mi casa, era algo más personal. El modelo «original» es una ramita de un arbusto de nuestro jardín. Nunca había hecho sellos, este es mi segundo ejemplar porque para lanzarme hice otro con forma de flor. Me encanta hacer sellos, es laborioso pero relajante, precisamente porque es imposible hacerlos sin estar súper concentrada.
El resultado es una combinación de intenciones que no ha quedado mal. A lo mejor algunas medidas se pueden replantear pero la función inicial : guardar monedas y cosas pequeñas, la cumple bien.

Es posible que quieras saber de dónde vienen los colores de estos monederos. Te lo digo:
- El rosado fue teñido con cochinilla.
- El amarillo, con tanaceto.
- El naranja herrumbre, con agallas de forsythia y agua de fierro (o acetato de fierro).
- Los dos grises, con tinte de bellotas y agua de fierro.
- El béis, con tinte de bellotas y técnica shibori con agua de fierro.
- El béis entero, con tinte de bellotas y nada más.
Si te ha gustado e inspirado este artículo te invito a compartirlo.
