Este es el método que dejé para el final. Es la primera vez que experimento con él pero seguramente no será la última. Aprovechando que tenía restos de nueces oxidadas de la primera receta me decidí a probar otra posibilidad de teñir.

En general se conoce a esta manera de teñir como teñido solar o solar dyeing. Se supone que el sol interviene ayudando a la extracción del tinte de plantas. Para esto se deben poner en un frasco y al sol, la tela o lana con agua y la materia tintórea. El asunto de los mordientes no varía en este modo de teñir: deben usarse si las plantas lo requieren.
Materiales
- 200 gramos de tela de algodón
- 15 nueces enteras (con cáscara verde) o la cáscara oxidada de 15 nueces
- Agua a 60° más o menos
- Un frasco de vidrio limpio y con tapa que cierre bien
- Mordiente (aluminio potásico o acetato de aluminio según usemos lana o tela)
- Tiempo
Procedimiento
Mordentar primero la tela, cuando esté aún húmeda introducirla en el frasco. Es práctico colocar la planta, raíz, hojas, fruto o flores en una bolsita de gasa. Después no habrá restos pegados a la tela o lana. Esto es solo un detalle opcional.

Poner las nueces oxidadas abajo, luego llenar el frasco con agua de tibia a caliente. Usar el agua del caño/grifo o calentarla al fuego. Cerrar el frasco muy bien. Se puede también hacer una especie de «sánguche» es decir: poner las nueces abajo, encima la tela o lana y terminar por una capa de nueces.

Buscar un lugar soleado del jardín o la casa. Darle la vuelta al frasco de vez en cuando y esperar.

La paciencia es clave pues para obtener resultados se necesitan semanas y sé de gente que deja los frascos cerrados durante meses. Se recomienda estar persiguiendo el sol para que el agua se caliente y el tinte pueda actuar.

Para mi experimento, esperé tres semanas. Advierto que la tela puede oler mal. No se pudre pero ya que el envase no se ha sellado de manera hermética y pasteurizada. Es normal que haya bacterias (no peligrosas) que se hayan reproducido.

Luego de las tres semanas, durante las cuales puede observar el progresivo cambio del color de la tela, destapé el frasco. La tela olía raro, la dejé secar. Luego la lavé y la dejé secando otra vez. Confieso que fue una sorpresa encontrarme con motivos absolutamente involuntarios e inesperados. En general nunca busco uniformidad total en los resultados con tintes naturales, estas labores no son industriales y ciertos cambios me parecen estéticamente muy atractivos.

No todo el mundo es así, hay personas que quieren telas teñidas de manera muy pareja. En ese caso no sé si cantidades grandes de tela pueden teñirse eficazmente en frascos. Pienso que no pues uno de los secretos de la uniformidad es mucho espacio para mover todo y además hay que estar removiendo constantemente con una cuchara o palo de madera.

Las ventajas de este método es que requiere poco tiempo de vigilancia y nada de combustible (el agua para comenzar la podemos calentar al sol). Es por lo tanto bastante ecológico y económico. Es interesante observar la metamorfosis de la tela y documentar el progresivo oscurecimiento del color. Puede hacerse con niños (de más de 7 años).
Un consejo adicional: usar plantas con propiedades tintóreas conocidas.
Si te sirvió o inspiró este artículo ¡Compartelo! no cuesta nada y a mí me incentiva a escribir y a compartir lo que hago.